...el pelo del hombrecillo de las cavernas se volvió gris...habían pasado dos semanas, y su mujercilla de las cavernas no había regresado...Solía ir al alto a ver cómo la piel se le caía a tiras, y se la llevaba la brisa, una brisa que no era capaz de sentir, pero que veía correr y juguetear con los pajarillos...Echaba de menos a la brisa...y sentía envidia de esos pajarillos...que, ajenos al daño que le hacían, revoloteaban alegres junto a la hermosa brisa...y disfrutaban de ella como él nunca más volvería a disfrutar.