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Agradecido...

"Me voy de vacaciones" - Le dijo la mujercilla de las cavernas a su hombrecillo. Él se alegró de que fuese a pasárselo bien, y la animó a irse, aunque con un poco de tristeza, porque estaría una semana sin verla. La mujercilla hizo las maletas, mientras su hombrecillo la miraba atento, con una media sonrisa que mostraba su admiración por la belleza que desprendía su amada. A las 7 de esa tarde se despidieron entre lágrimas mientras sus labios ardían por no separarse jamás. Pero ella se fue. Al principio, él lo vio como una oportunidad para salir con sus amigos, y hacer algunas cosillas que tenía pendientes. Al día siguiente, el hombrecillo llamó a sus amigos, y esa noche salieron y se divirtieron hasta altas horas. El hombrecillo se lo pasó bien...pero al llegar a casa, y meterse en la cama, notó que le faltaba algo. Sintió frío en sus pies, y calor en sus labios, pensó en su amada, y la piel empezó a enfriársele...podía notar cómo sentía cada vez menos el tacto de las sábanas, cómo el colchón se convertía en un compañero lejano que sólo le proporcionaba incomodidad, y cómo la almohada se volvía dura y áspera...A la mañana siguiente, se sentía mejor, tenía los párpados cosidos por duras legañas que fueron lágrimas la noche anterior, pero se levantó, se lavó la cara y se fue a dar un largo paseo por el monte. Tras dos horas andando, llegó a un alto en el que solía sentarse a observar las nubes, y a que la brisa de otoño le acariciara su larga melena. Pero ese día no notaba ninguna brisa...En realidad, se dio cuenta de que corría aire; las hojas de los árboles se movían, y las nubes avanzaban a una velocidad demasiado rápida para un día sin viento...también veía moverse sus cabellos...pero no sentía la brisa en su piel. Se miró las manos, y tuvo la misma sensación que la noche anterior. La piel se le había vuelto pálida, sin vida, como si la sangre no corriese por sus venas, y sus músculos se estuviesen resquebrajando dentro de su cuerpo. Una profunda tristeza se apoderó de él, y se dio cuenta de que lo que realmente le faltaba era su otra piel, la piel de su mujercilla de las cavernas; sus caricias, sus besos, sus abrazos...El hombrecillo se sentó en el suelo, con la cabeza entre sus rodillas, y una lágrima cayó sobre la tierra, salpicando de angustia aquel precioso paisaje, que pasó a ser el escenario de una larga y dolorosa espera...

1 comentario

Mujercilla -

Te Amo, amado mío.
Me encanta que me hagas llorar.

Espérame con los brazos abiertos y muchas horas por delante =)